Todo por los artistas, pero sin los artistas: la nueva ley de Enseñanzas Artísticas Superiores genera rechazo

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El once de abril, se aprobó el proyecto de ley de Enseñanzas Artísticas Superiores para poder llevar a cabo su tramitación parlamentaria en el Congreso. Esta norma, que contó con opiniones desfavorables por parte del Consejo de Universidades desde su primera lectura en el Consejo de Ministros, afecta al ámbito de la educación artística española por primera vez en más de treinta años. Según el comunicado del Ministerio de Educación y Formación Profesional, la ministra Pilar Alegría explica que se trata de la respuesta a una “demanda histórica y generalizada” que forma parte de la apuesta por una “transformación y modernización del sistema educativo de nuestro país”.

¿Cuál es el objectivo del proyecto de ley de Enseñanzas Artísticas Superiores?

Con el objetivo de homologar las enseñanzas artísticas, presenta una serie de cambios que serán instaurados progresivamente a partir del próximo curso. Se distinguen, por un lado, las enseñanzas artísticas superiores (como las enseñanzas de arte dramático o la conservación y restauración de bienes culturales), que serán adecuadas al Espacio Europeo de la Educación superior, lo que conlleva su equivalencia a un grado universitario, como el de Bellas Artes; y, por otro, las enseñanzas artísticas profesionales (entre las que se incluyen los grados medios y superiores de artes plásticas y diseño), que se incluirán en el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales (que recoge las posibilidades de Formación Profesional en España). Para cada una de las dos especialidades de enseñanzas artísticas se formarán, además, un Cuerpo de Profesores y un Cuerpo de Catedráticos, siendo un total de cuatro los cuerpos en los que se ejercerá la función pública docente. 

Una respuesta insuficiente.

Desde su planteamiento, el anteproyecto de ley ha acaparado la atención del cuerpo estudiantil, quien destaca la gran diferencia existente entre el nivel de exigencia de enseñanzas superiores y grados universitarios, a los que diluyen la separación de sus competencias. ARETA (Asociación de Representantes de Estudiantes de Titulaciones Artísticas) destaca en sus redes sociales el hecho de que no se han tenido en cuenta “las peticiones y enmiendas hechas por los decanos de las Facultades de Artes de Universidades Públicas de España”. Recoge también el comunicado emitido por ANIAV (Asociación Nacional de Investigadores Visuales), que sostiene que la Ley de Enseñanzas Artísticas Superiores supone un agravio tanto para el alumnado como para las instituciones, forzadas a deshacerse de los estándares de calidad desarrollados desde el inicio de la democracia española a través de su adaptación a las exigencias universitarias, que incluyen un plan de estudios adecuados o un proceso de admisión, como la EBAU o EVAU. 

La visión del alumnado.

Con el objetivo de comprender y aclarar lo que supone esta nueva ley, hablamos con Claudio San Emeterio de Lucas (@emeterioluca), estudiante de Bellas Artes en la Facultad de Salamanca y vicepresidente de la Delegación de Estudiantes de Bellas Artes de dicha universidad. Comenta, primero, una de las preocupaciones primordiales: la homologación de las enseñanzas artísticas superiores. 

El problema es que se estaría considerando a las escuelas de arte y a los grados universitarios en la misma línea, cuando los objetivos son completamente diferentes.

“El problema es que se estaría considerando a las escuelas de arte y a los grados universitarios en la misma línea, cuando los objetivos son completamente diferentes. El grado medio que estés haciendo acerca de una técnica, fotografía, escultura… está hecho para conseguir técnicos artísticos que funcionen en un taller a la hora de aplicar competencias técnicas. Por otro lado, en un grado artístico como Bellas Artes, lo que se está formando es a investigadores artísticos, artistas, para crear más cultura. Si se está tratando a las dos herramientas como la misma, no solo no se colocarán las medidas exactas para cada una, sino que se frenará la evolución artística como tal. El arte no afectará a la sociedad como debe afectarla”.

Va a haber gente que no está cualificada para poder aportar lo que se exige en este tipo de estudios.

A continuación, repasa la función de los docentes, que se agruparán en los cuatro Cuerpos ya mencionados: 

“Hay muchísimo profesorado dentro de grados superiores y títulos no universitarios que no está preparado para formar a los artistas. Va a haber gente que no está cualificada para poder aportar lo que se exige en este tipo de estudios.” 

Para quienes aún tengan problemas entendiendo las implicaciones de la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas Superiores, nos presenta un ejemplo:

Unos proporcionan las técnicas para generar la cultura y otros proporcionan la teoría y cómo hacer las cosas. No va sobre quién tendrá los mejores puestos o recibirá más dinero, ya que las oportunidades son las mismas: se necesita a ambos de igual manera.

“Tres personas que pertenezcan al sector de la salud, como un enfermero, un médico de familia y un cirujano especializado en salud cardiovascular, no pueden ser puestos a ejercer las competencias del otro. Un enfermero, acostumbrado a aspectos técnicos, no puede trabajar como cirujano, de la misma manera en la que ese profesional no se dedica a poner vacunas: no han estudiado lo mismo, ni siquiera tienen el mismo sueldo. Un técnico de taller, por lo tanto, no es equiparable a una persona que se está formando para entender el arte, explorarlo y desarrollar una investigación. Unos proporcionan las técnicas para generar la cultura y otros proporcionan la teoría y cómo hacer las cosas. No va sobre quién tendrá los mejores puestos o recibirá más dinero, ya que las oportunidades son las mismas: se necesita a ambos de igual manera. El problema es que estas medidas no crean una diferenciación que considere las diferentes exigencias educativas en cada nivel, aunque cada uno de ellos presente distintas expectativas. Puede que, para un estudiante de Bellas Artes, una formación no universitaria no sea suficiente para el ámbito laboral ni para investigar sobre el arte. Sucede lo mismo en el sentido contrario: un estudiante universitario no tiene el conocimiento de un técnico artístico. Las dos formaciones son estrictamente necesarias para el desarrollo de la cultura.”

Un debate candente.

Hace apenas unos días, medios como Europa Press o elDiario.es recogían las quejas de un nuevo informe de tipo jurídico, que se suma a la negativa por parte de los centros universitarios sobre la acogida de la ley, ya en trámites parlamentarios. Ambos resultan categóricos: la medida es ambigua, por mucho que se pretenda completarla con la ayuda de Reales Decretos, y presenta de forma imprecisa las equivalencias entre enseñanzas artísticas superiores y profesionales. Cómo se gestionarán los doctorados o la proliferación de centros de formación privados son dos de las mayores preocupaciones de juristas y docentes, que se atreven a denominar el proyecto de ley como “contrario a principios constitucionales”, según Europa Press. Aquellas instituciones que imparten enseñanzas superiores defienden que la equivalencia entre ambas formaciones ya era una realidad antes de la creación de la ley, pero no parecen calmar las protestas generalizadas ante la posibilidad de gran una pérdida de calidad educativa.

Los estudiantes universitarios sostienen su rechazo: la ley no saldrá adelante con el apoyo del futuro del arte.

Beatriz Sánchez del Río
Beatriz Sánchez del Río
Me gusta leer sobre lo que no entiendo y escuchar el mar, aunque sea de secano.

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