Un nuevo nombre para un nuevo futuro

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El pasado jueves 19 de enero, IE University abría sus puertas y daba la bienvenida a una nueva fase para la escuela Global and Public Affairs. Lo hacía de tal manera que, sin timidez, caras de la política europea e internacional se dejaban mostrar en el escenario del salón de actos de la universidad. Adornado de banderas y vestidos con una etiqueta informal, el auditorio se llenó poco a poco, sin cabida para más alumnos, miembros de la facultad y similares, que se acercaron para escuchar atentamente a los invitados en cuestión.

El discurso de apertura tuvo lugar de la mano de Manuel Muñiz, decano de la ahora llamada School of Politics, Economics and Global Affairs, que, tras la intervención de dos alumnos que presentaban la ceremonia, no pudo evitar echar la vista atrás hacia un sobrecogedor —pero realista— vídeo que mostraba los principales retos a los que la humanidad se enfrenta. Aparecieron imágenes desoladoras, conflictos armados, superproducción alimentaria (que, irónicamente, contrasta con la hambruna generalizada), inmigración, la bandera de Ucrania en llamas, contaminación de aguas y tierras y una conmoción que parecía transportarse a una sala que se había quedado muda.

Pasando de un extremo al opuesto, el vídeo rompió con la perspectiva pesimista e introdujo a personas que, de una manera u otra, forman parte del “negocio de abordar los problemas mundiales”. Así lo describió Manuel Muñíz, que nos recordó la vulnerabilidad de las sociedades occidentales y el carácter “volátil” de las democracias liberales que, contra todo pronóstico y por primera vez en la historia, pueden llegar a quebrantarse desde dentro. 

El decano de la universidad, desde su rol de responsabilidad dentro de una institución como es el IE, subrayó la capacidad transformadora de la academia y el papel fundamental que juegan las universidades, pues labran el potencial de los líderes del mañana. Como joya de la corona, abrió la discusión sobre las enigmáticas preguntas del presente: ¿vamos camino de una irremediable extinción?, ¿se está convirtiendo el mundo en un lugar “menos democrático, más autoritario”?, ¿”fracasaremos en la gobernanza de las nuevas tecnologías”?

Si bien las respuestas son un abanico abierto a posibilidades, el siguiente ponente ofrecía a la sala la punta del iceberg de las respuestas. Josep Borrell subía al escenario envuelto en una ola de aplausos. El político dio las gracias y la enhorabuena al IE por su “narrativa de éxito”, consciente de su crecimiento y desarrollo, que espera que situen a España en la conversación educativa europea. El público, seguidamente, sufrió con los datos. Algunos, abrumadores; otros, no tanto. Así, se sucedieron porcentajes y cifras de costes de energía e inflación, que causaron silencio en la audiencia. Pero no todo fue negativo: Borrell nos enseñó gráficas de caída en el nivel de pobreza mundial e importantes crecimientos en las economías en desarrollo. El locutor nos dejó un mensaje: “El futuro de nuestro clima estará marcado por los países más pobres y la manera en la que lleven a cabo su desarrollo”. 

El que no puede pasar desapercibido es China. La Unión Europea, afirmó, lo tiene muy claro. En está nueva “guerra fría” entre Estados Unidos y el país asiático, principalmente a través del control de la industria tecnológica, la UE sabe su situación, recalca Borrell. De tal manera que, si a la ecuación se le añadiera una nueva variable —la UE—, en términos de, por ejemplo, principal proveedor comercial de cada estado, el mapamundi cambiaría considerablemente. Borrell dejó un sabor de boca agridulce, pero inspirador, del futuro. La sala lo despidió con un fortísimo mar de aplausos, dando a entender que el político había pasado la prueba y que, realmente, se retiraban saciados. 

El tiempo corría, a contracorriente, aunque daba la sensación de que quedaba mucho por hablar. Para cerrar, se presentaron Susana Malcorra, ex ministra de Asuntos Exteriores de Argentina y ex jefa de gabinete de la Secretaría General de las Naciones Unidas; Jody Williams, Premio Nobel de la Paz en 1997; María Fernanda Espinosa, ex presidenta de la Asamblea General de la ONU y ex ministra de Asuntos Exteriores de Ecuador. El panel de conversación giró en torno al corazón del evento: reflexiones sobre los problemas globales y cómo enfrentarnos a ellos. Se escucharon temas muy variados en lienzos de tímidas pinceladas: armas nucleares, guerra en Ucrania, derechos humanos… Hasta agotar el tiempo.

El evento terminó como un auténtico éxito desde la perspectiva de las butacas. La nueva facultad of Politics, Economics and Global Affairs resume, en definitiva, la búsqueda de un más allá en la educación del mundo que nos rodea. Ahora, la política y la economía son ejes en la maquinaria internacional y el IE, junto con instituciones, lidera el rumbo al cambio.  

Fuente de la imagen: IE UNIVERSITY/Europa Press

Inés G. Vega
Inés G. Vega
De Gijón, de Asturias y de España; en cualquier orden. Apasionada de la literatura y de los deportes. Amiga de mis amigos.

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