La “brisa bolivariana” se aleja de Bolivia y aterriza en España

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Latinoamérica vive su peor crisis sociopolítica de los últimos 40 años. así lo demuestran manifestaciones en el continente a lo largo del mes de octubre y noviembre. Si bien cada una se originó de manera independiente en cada país, Diosdado Cabello, partidario de Nicolás Maduro exclamó que las protestas no son aisladas, y que representan la “brisita” del “huracán bolivariano” que está por llegar, para reinstalar el modelo castro-chavista en Sudamérica. Sin embargo, la renuncia del presidente boliviano Evo Morales y el pacto entre el PSOE y Unidas Podemos en el gobierno español demuestran que el fenómeno descrito por Cabello no está solo sujeto al continente latinoamericano.

Nos remontamos a 1990, cuando nace el Foro de São Paulo. Después de la caída del muro de Berlín y en respuesta al neoliberalismo económico, la izquierda Latinoamérica unió fuerzas en este espacio donde desde entonces, los partidos políticos pertenecientes a la organización han estado en constante sincronización. Su periodo más exitoso tuvo lugar entre el 2002 y 2014 cuando sus partidos afiliados gobernaron la mayoría de los países sudamericanos. Políticos como Fidel Castro, Hugo Chávez, Cristina Fernández Kirchner, Rafael Correa, Evo Morales, entre otros afiliados al Foro, gobernaron en casi toda América Latina.

Un populismo con eje central en la desigualdad y con un discurso donde pertenecer a la clase media-alta es caer en la trampa del imperialismo capitalista, llevaron a estos políticos a la gobernación de sus naciones. Sin embargo, expansionismos de estados, escándalos de corrupción y gobiernos autoritarios, llevaron al declive del Foro y abrieron las puertas a la derecha latinoamericana.

Políticos como Bolsonaro en Brasil, Piñera en Chile y Macri en Argentina dieron vuelco a la tendencia política que la región había seguido por más de una década. De igual manera, Lenin Moreno, actual presidente de Ecuador, se apartó del Foro deslindándose públicamente de dos de sus líderes, Maduro y Correa. De estos gobiernos, 3 han sufrido manifestaciones en el último mes y miembros del Foro no han desaprovechado la oportunidad para festejar los acontecimientos.

En Ecuador y Chile las protestas son reactivas a políticas económicas austeras impuestas por los gobiernos de Moreno y Piñera. Entre las medidas impuestas por Moreno estaba la eliminación del subsidio de gasolina, lo que enardeció a ciertos sectores de la población. En Chile, el aumento de tarifas del transporte público también causó malestar en grupos de la sociedad, que hasta el día de hoy siguen manifestándose. En Argentina, la crisis económica sigue declinando, llevando a protestas, y teniendo como última consecuencia, la elección del binomio Fernández en donde Fernández Kirchner será vicepresidenta de Argentina. En otros países como Perú, las protestas comenzaron después de una decisión del presidente Martín Vizcarra, quien disolvió al Congreso, causando manifestaciones por parte de los ciudadanos, divididos entre quienes respaldan al poder ejecutivo y quienes apoyan al poder legislativo.

En respuesta, miembros del Foro como Correa, Maduro, Morales, las FARC -dada su membresía-, o Mujica han apoyado las manifestaciones argumentando que la población se ve afectada por la injerencia política del FMI.

Sin embargo, Bolivia ha roto con el esquema de Cabello. Un reporte de la delegación de la OEA que se encontraba en el país en calidad de veedores, dictaminó que las elecciones del 20 de octubre estaban viciadas y apuntaban hacia un fraude a favor de Evo Morales, que buscaba su cuarta reelección. En consecuencia, manifestaciones sociales, y el retiro del apoyo policial y militar causaron que Morales abandone la nación después de pasar una noche en un lugar desconocido hasta obtener las autorizaciones de vuelo necesarias, debido a la ubicación de Bolivia, y se asile en México, gobernado por López Obrador, otro integrante del Foro.

De esta forma, la “brisa” que Cabello argumentaba sentir, no se hizo presente en Bolivia y quedó sepultada después de la dimisión del primer presidente indígena en la historia de Bolivia desde el 2006. Sin embargo, cruzando el Atlántico el fenómeno ha tocado las puertas en la Moncloa y Pedro Sánchez la ha dejado pasar.

Después de que el parlamento español no le diera el voto de confianza a Sánchez para ser investido como Presidente de Gobierno y, amparándose en la Constitución Española, el 10 de noviembre se llevaron a cabo elecciones generales. Si antes se argumentaba que el escenario político de España estaba dividido, después de los resultados, estas brechas quedaron aún más evidenciadas.

En las elecciones del 10 de noviembre, el bloque de derechas representado por el PP, VOX, y Cs consiguió 153 escaños parlamentarios de 350 (6 más que en las elecciones de abril), mientras el bloque de izquierdas formado por PSOE, Podemos, ECP, EC y MP obtuvo 158 escaños (7 menos que en las elecciones anteriores).

Sin embargo, el PSOE fue el partido qué más escaños obtuvo (120) y al ganar sin la mayoría absoluta, se vio obligado a pactar con otros partidos para lograr los 176 votos del parlamento, que Pedro Sánchez necesita para regresar a la Moncloa. En consecuencia, y aunque en campaña Sánchez lo descartó, el partido socialista optó por alinearse con Podemos, liderado por Pablo Iglesias, y que se hizo con 20 escaños siendo el cuarto partido más votado.

El pacto acordado entre ambos partidos detalla que Iglesias ocupará la segunda vicepresidencia de España, dado que no existen impedimentos constitucionales para tener más de un vicepresidente. A pesar de eso, dicho acuerdo entre Sánchez e Iglesias ha causado diversas reacciones en España.

La izquierda española celebra al acercarse un poco más a la mayoría necesaria. No obstante, en la derecha, la reacción ha sido de rechazo absoluto. Pablo Casado, líder del PP manifestó su oposición al pacto. De igual forma, Santiago Abascal, líder de VOX indicó que esta aproximación al “comunismo bolivariano” solo traerá consecuencias negativas. Asimismo, después de hacerse público el acuerdo, la bolsa española cayó un 0.87% el 12 de noviembre.

Sin embargo, ¿por qué este rechazo hacia Podemos? Hasta el 2018 Iglesias elogiaba y catalogaba a Venezuela como una de las democracias mejor consolidadas a nivel mundial. Además, el haber sido miembro importante del ya extinto Centro de Estudios Políticos y Sociales -que asesoró a los gobiernos del Foro en Venezuela, Ecuador y Bolivia a instaurar sus últimas constituciones- compromete su imagen política. Aunque Podemos no forma parte del Foro, hay una estrecha relación con el mismo que se ve reflejada en la coalición política de Iglesias con Izquierda Unida -el único partido político español miembro del Foro-, creando un vínculo directo entre el Foro de São Paulo y Podemos.

Así, y analizando la carrera política de Pablo Iglesias y Podemos, en la que su influencia solo ha ido en aumento, su partido está a las puertas de la Presidencia de Gobierno. A pesar de que no ocupe el cargo de primer ministro, la vicepresidencia conseguida representa una realidad en la que Unidas Podemos es la cuarta fuerza política de España y la segunda de izquierdas en el país.

En conclusión, mientras Bolivia se ha plantado ferozmente en contra del continuismo y del modelo socialista de Evo Morales rechazando cualquier soplo o aliento bolivariano, España ha abierto las puertas a que la brisa representativa del Foro de São Paulo se asiente en la península ibérica.

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