Definir los rasgos del colombiano puede hacerse desde varias dimensiones, siendo todas correctas. La cultura colombiana nos permite identificar un camino a seguir donde encontramos mestizos, indĆgenas, negros, mĆŗsica, bailes, sombreros, comidas, caballos y una serie de historias que nos inspira a construir una identidad nacional Ćŗnica.
¿Entonces, qué es lo que realmente nos hace colombianos? ¿CuÔl es la piedra sobre la cual se construye ese concepto que llevamos con orgullo? Definitivamente se crea bajo elementos propios, lo colombiano tiene historia y su propia naturaleza, la cual se ha forjado por la resiliencia que han demostrado nuestros antepasados y de la cual nos apropiamos cuando nos llegan los retos de nación.
Afrontamos desastres naturales como el de la avalancha de Armero, en el que en una sola noche murieron mƔs de 23,000 personas, sin aviso, sin tener la oportunidad de prepararse, sin tener la oportunidad de acuartelarse.
Por varias dĆ©cadas con firmeza hemos afrontado el flagelo del narcotrĆ”fico el cual se transforma cada vez que se toma una medida. Ćste ha arrasado con nuestros campos, y drenado el crecimiento de nuestra nación. Se estima que el narcotrĆ”fico le ha costado al paĆs poco mĆ”s de un punto de crecimiento por aƱo, que en 25 aƱos implica al menos 28,4 % de menor ingreso per cĆ”pita. Tan sólo la inversión en defensa ha implicado un costo de mĆ”s de 230 billones de pesos en la Ćŗltima dĆ©cada, ademĆ”s de las incontables vidas que se han sacrificado.
Como pueblo vencimos el terrorismo, una era de miedo donde pocos āfuertesā, intimidaron una población inocente cobrando vidas, destruyendo familias y cambiando la vida cotidiana de millones, haciendo que la seguridad se convirtiera en un valor real mĆ”s que en un rasgo propio de un estado de derecho.
Hemos vivido la guerra, el secuestro y las masacres:
āLas cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica dan cuenta de 352.786 hechos documentados en medio del conflicto armado, entre 1958 y 2018. El total de vĆctimas fatales fueron 261.619 y estĆ”n divididos asĆ: 214.584 civiles, 46.675 combatientes y 360 personas sin información. Los asesinatos selectivos, con 177.719, son los que mĆ”s se han presentado en cuanto a violencia contra la vida e integridad fĆsica.ā
Ahora aquellos que se creĆan con el derecho de obstruir nuestra democracia cedieron frente a la justicia, frente a la esperanza, frente a la constancia y el deseo de vencer de aquellos que guiados por principios lograron corroer las estructuras criminales y destruir a los violentos.
Como pueblo hemos sido retados y reaccionamos firmes y con grandeza. Tenemos grandes cicatrices y aprendizajes que surgieron de todo tipo de luchas, donde hemos vencido impulsados por el anhelo de paz, y de crear un paĆs libre.
Colombiano; somos valientes, generosos, alegres, nobles, y sin duda como lo define William Ospina:
“Es grande el poder del rayo de luz natal sobre nuestra conciencia: nadie nacido en Colombia dejarĆ” de ser colombiano, aunque pase la vida en Samarcanda o Tananarive, y BolĆvar mismo escribió: āLa tierra del suelo natal, antes que nada, ha moldeado nuestro ser con su sustancia. Nuestra vida no es otra cosa que la esencia de nuestro paĆs.ā”
Frente al nuevo escenario, resistiremos.