Una persona en promedio vive hasta los 80 años. Teniendo en cuenta que de media se empieza a trabajar a los 20 años y uno se suele retirar a los 67, eso implica que, para bien o para mal, nos pasamos la mayoría de nuestra vida trabajando.
Y de ahí la importancia de saber escoger un buen trabajo que nos guste. Sería un infierno pasarnos la mitad de nuestra vida en un empleo que nos hace infelices. Pero, por favor, sobre todas las cosas, no lo pospongáis como vuestra alarma. El ser feliz no debe ser pospuesto, debería ser vuestra prioridad en la vida. Muchos creen que tienen toda la vida por delante para llegar a ser o descubrir cómo ser felices. Algunos creen que cuando empiecen a trabajar, lo serán. ¿Pero… y si no sucede? No vale con decir: “Bueno, no pasa nada, ahora que tengo un trabajo, lo más seguro es que conseguir una familia me haga feliz”. Es probable, no te digo que no. ¿Pero y si no lo es? ¿Quién te asegura a ti que vivirás lo suficiente para llegar a tener una familia? ¿Es siquiera justo hacer que nuestra felicidad dependa de otros?
El tiempo es oro. No lo malgastéis. Cuando perdéis tiempo, no estáis perdiendo “tiempo”, estáis malgastando vuestra vida. “Y entonces seré feliz”, “y entonces”, “y entonces”. ¡NO! Ya basta, hay que dejarse de tanto “y entonces” y transformarlo en un aquí y ahora. Esto no es un videojuego: cuando mueres, no hay forma de volver a intentarlo. No puedes recomenzar un nivel. Cuando se acaba, se acabó.
Lo que sí podemos hacer es tomar control de nuestra vida. Dejarnos de chorradas, dejarnos de tantos “y entonces”, y centrémonos en el aquí y en el ahora. El pasado es pasado, no hay nada que podáis hacer para cambiarlo. Como decía mi hermana muy sabiamente: “agua pasada no mueve molino”. Mucha gente comete también el error de gastar su vida pensando en lo que el futuro les deparará, sin fijarse en lo que tienen delante. El día de hoy es un regalo, por eso se llama presente.
Cuántas veces se nos habrá dicho que hay que saber equilibrar el trabajo con nuestras vidas. Qué irónico, ¿no? ¿No debería ser al revés? ¿Saber equilibrar nuestra vida con el trabajo? Porque cuanto mejor sea nuestra vida, mejor será nuestro trabajo. Pero qué sabré yo, si no tengo más que 21 años. No me escuchéis a mí, estudiad los hechos. Estudios de Harvard demuestran que el éxito en nuestro trabajo no depende tanto de cuán inteligentes seamos, de cuán talentosos seamos, sino más bien de cuán felices somos. El estudio de Shawn Achor acerca de la ventaja de ser feliz (happiness advantage) demuestra que, cuanto más alegre o feliz eres, tu inteligencia, creatividad y productividad incrementan. Además, también ganas más dinero y vives más. Los optimistas tienden a vivir más que los pesimistas.
Nunca es tarde para cambiar. La felicidad es una opción. Quien os diga que es fácil os está mintiendo, pero no por ello no hay que intentarlo. El problema es que pensamos que tenemos tiempo. Dejad de malgastar vuestras vidas. No hay nadie más ciego que aquel quien escoge no ver.
¿Sabéis qué día de la semana es más probable que os dé un infarto? El lunes. ¿Y sabríais decirme la hora? Entre las 8 y las 9 de la mañana, que es justo cuando la gente se prepara para ir a trabajar. ¿Coincidencia? No lo creo.