El nuevo virus COVID-19 nos estÔ poniendo a prueba como raza humana, y no nos estamos dando cuenta. Nos estÔ queriendo mostrar que la verdadera pandemia que estamos sufriendo no es este virus, sino una aún mÔs grave y corrosiva: la desinformación.
Las Ćŗltimas semanas nos han demostrado lo peligroso que puede ser tener un pĆŗblico desinformado, poco preparado y dispuesto a entrar en pĆ”nico en cualquier minuto. Los medios de comunicación, quienes supuestamente deberĆan informarnos y educarnos, ahora estĆ”n prestĆ”ndole tanta atención innecesaria al COVID-19, que nos estĆ”n haciendo creer que este virus va a acabar con nosotros, y eso que este fenómeno no es nuevo. Es bien sabido que quien controla los medios, controla al pĆŗblico. Lo que los medios decidan publicar es a lo que le vamos a prestar atención.
Debido a esto, la gente estÔ entrando en pÔnico por una enfermedad que, aunque es seria y obviamente implica tener cuidado, no es tan mortal como otras. No se imaginan lo mucho que me sorprende la capacidad de las personas de dejarse llevar por el pÔnico que la desinformación desata: ese pÔnico que les hace comenzar a comprar mascarillas, jabón, gel desinfectante y enlatados al por mayor. ”Como si antes no hubiéramos pasado por enfermedades aún mÔs mortales, mÔs infecciosas, mÔs peligrosas!
Recordemos un poco las enfermedades que ya hemos vivido en este siglo: el SARS, MERS, Ćbola, Dengue, Zika, H1N1 y el VIH. Si comparamos los indicadores de mortalidad, el del COVID-19 apenas sobrepasa el 3%, lo cual es un porcentaje muy bajo. SĆ, es una enfermedad que puede afectar gravemente a las personas con condiciones mĆ©dicas preexistentes, Āæpero es tan necesario este pĆ”nico colectivo que la desinformación nos estĆ” causando?
La mejor forma de prevención no es escapar desesperadamente a otros paĆses, o ir a comprar toda la comida del supermercado, o enloquecerse en Amazon y comprar todas las mascarillas y geles anti-bacteriales. Este virus se previene, como TODOS los otros: lavĆ”ndose las manos, teniendo buena higiene respiratoria (cubrirse al toser o estornudar), evitando contacto con la gente que presente sĆntomas, haciendo buen ejercicio y teniendo buena alimentación.
Teniendo en cuenta toda esta situación, me surgen 2 reflexiones.
La primera es que esta pandemia de la desinformación la hemos estado viviendo ya por varios aƱos, no solo ahora en estos ātiempos de coronavirusā. Ya hemos visto como la desinformación mezclada con el odio es la que ha llevado a la formación de movimientos populistas, racistas, xenófobos, misóginos, homófobos, etc. No es ningĆŗn secreto que cuando la gente estĆ” desinformada, llega a conclusiones irracionales.
La segunda es que los medios de comunicación y su constante evolución nos estĆ”n convirtiendo en espectadores ingenuos. Como hoy en dĆa hay tantos medios y tanta información, cuando queremos saber sobre algo, nos vemos obligados a leer por encima aquello que parezca ārĆ”pido y fĆ”cil de leerā, y ahĆ estĆ” el problema. Resulta que esas piezas de información āfĆ”cilesā, nunca pintan la historia completa, lo cual nos lleva a sacar conclusiones con información a medias.
Por ello, y aquĆ mi āprescripción mĆ©dicaā para evitar infectarse del virus de la desinformación: no lean de una sola fuente. Ā”Diversifiquen y lean con atención!