Para muchos, la vida de los diplomĆ”ticos es un misterio. Algunos creen que estas personas se la pasan de fiesta en fiesta viviendo la buena vida, mientras otros creen que es un mar burocrĆ”tico que no parece terminar. Con el fin de resolver este eterno misterio, y sabiendo que siempre hemos tenido la inquietud como estudiantes de conocer cómo es la vida de los diplomĆ”ticos, tuve la oportunidad de hablar con tres de ellos: uno que prestó sus servicios en RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ; otro en Bruselas, Luxemburgo y la Unión Europea; y otra en EspaƱa y en Argentina.
A estos tres servidores, curtidos en experiencias, sabios de la vida diplomĆ”tica y con horarios bastante apretados, les hice sólo 4 preguntas cortas y cada uno de ellos aportó respuestas muy interesantes. La primera pregunta fue āĀæQuĆ© fue lo que mĆ”s le gustó de su experiencia en el cuerpo diplomĆ”tico?ā. Para ellos, su mĆ”s grande dicha fue tener la posibilidad de representar y promocionar su paĆs, organizar eventos culturales, conocer otros paĆses y personas, y crecer de manera personal y profesional. TambiĆ©n disfrutaron de leer, sintetizar e interpretar las diferentes polĆticas de sus respectivos paĆses de destino. AdemĆ”s, les gustó haber puesto en prĆ”ctica su experiencia y creatividad para las actividades culturales, como por ejemplo en el caso del diplomĆ”tico en BĆ©lgica, quien desarrolló la exposición de fotografĆas en tamaƱo gigante en toda la avenida Franklin Roosevelt de aquella ciudad.
La siguiente pregunta fue āĀæQuĆ© cambiarĆa del cuerpo diplomĆ”tico para el que trabajó?ā. A esta respuesta los diplomĆ”ticos consideran que no es bueno que las embajadas tengan que acomodarse a los horarios del paĆs en donde estĆ”n, sino buscar extenderlos para hacerlos mĆ”s productivos y poder servir de mejor manera a sus compatriotas. Manifestaron tambiĆ©n que el nombramiento de los diplomĆ”ticos deberĆa hacerse de forma transparente y clara, especialmente basada en las reglas. TambiĆ©n comentaron sobre el tema de la flexibilidad en cuanto al tipo de profesionales que se contratan. Dijeron que āno sólo se les debe formar en asuntos diplomĆ”ticos, sino tambiĆ©n en la adaptabilidad para que puedan trabajar mejor en otros paĆsesā. AsĆ, aƱadieron que el ejercicio diplomĆ”tico no debe ser sólo para aquellos que se forman en diplomacia, sino que deberĆa ser mĆ”s abierto para otras profesiones.
La tercera pregunta, y el centro de esta entrevista, fue āSe dice que en general, aquellos que son diplomĆ”ticos deben hacer grandes sacrificios personales (en tĆ©rminos de familia y estabilidad) para poder hacer su trabajo. ĀæCree usted que esto es verdad, o considera que es un mito, y por quĆ©?ā. A esta pregunta, los diplomĆ”ticos expresaron diferentes puntos de vista. Para uno, el mito del sacrificio personal es cierto, pero cree que āEs una decisión personal optar por esta profesión, asĆ que los que entran saben que a veces van a estar lejos de los importantes acontecimientos de la vida de sus familiaresā, pero ademĆ”s agregó que, a pesar de esto, las nuevas tecnologĆas son una gran ayuda para mantener el contacto. Otro de ellos contestó que esto sĆ es un mito, y que es cuestión de tener poder de adaptación. Por Ćŗltimo, uno de ellos se enfocó mucho en la relación con los cónyuges. Confesó que, en Colombia, a los cónyuges de los diplomĆ”ticos se les prohĆbe laborar puesto que, si lo hacen, podrĆan potencialmente disfrutar de las conexiones ventajosas que tienen los miembros del cuerpo diplomĆ”tico y por ello, terminar en un escĆ”ndalo de corrupción. Sin embargo, en compensación, la cancillerĆa les paga como si fueran diplomĆ”ticos y tienen todos los beneficios naturales de la profesión (como el pasaporte diplomĆ”tico y las inmunidades). Para este diplomĆ”tico, esta polĆtica es buena en un principio pues les permite estar con sus cónyuges en sus respectivos destinos, pero tambiĆ©n opinó que de cierta forma era injusta, ya que los cónyuges tambiĆ©n deberĆan poder disfrutar del derecho al trabajo. Manifestaron ademĆ”s que, a pesar de que muchos creen que los diplomĆ”ticos se la pasan ātomando whiskyā, su experiencia fue todo lo contrario: largas horas de trabajo, incluso en fines de semana y festivos.
Finalmente, aprovechando sus conocimientos sobre el difĆcil proceso de acceso a la carrera diplomĆ”tica, les preguntĆ© āĀæQuĆ© consejo le darĆa a un joven universitario que quiera empezar la carrera diplomĆ”tica o dedicarse al mundo de la diplomacia?ā.
Cada uno de ellos brindó consejos muy interesantes: uno recomendó āTratar siempre de adaptarse al paĆs donde sea destinadoā. Ā
Otro dijo que a un joven universitario āLe dirĆa que es una carrera maravillosa, pero que, como cualquier otra, tiene sus ventajas y desventajas. TambiĆ©n le aconsejarĆa que tenga paciencia y que es un camino largo lleno de aprendizaje que implica actualización constante, y la necesidad de estar informado sobre las novedades del Ć”mbito internacional regularmente, pero que tambiĆ©n le abrirĆ” su propia mente y muchas puertas en la vidaā.
Finalmente, el Ćŗltimo dijo que el consejo que le darĆa a un joven serĆa āQue tenga avidez por la lectura y el conocimiento, para tener muchos elementos de conversación. En la diplomacia hay que conversar sobre muchos temas y eso sólo lo puede hacer una persona amante de la lectura y que estĆ© conectado con los medios de comunicación. Debe conocer mucho sobre las culturas del mundo. Debe ademĆ”s ser un apasionado, y no debe entrar al servicio sólo por la simple satisfacción de decir āsoy diplomĆ”ticoā.Ā Los diplomĆ”ticos cumplen una función muy importante: llevar su patria en el corazón y mostrar lo mejor de sĆ en otros paĆses.ā
Culminando de esta manera la entrevista, queda claro que la vida diplomĆ”tica no es para cualquiera. Es cierto que, de alguna manera, sĆ es una vida de lujos: fiestas, viajes, coches lujosos y buena comida⦠pero cabe resaltar que las fiestas, por ejemplo, son inherentes a la profesión y son meramente ocasiones para negociar. Que los viajes, son agotadores y demandan mucha energĆa fĆsica. Que los coches lujosos, muchas veces son para proteger sus vidas y que la buena comida, se usa para causar buenas impresiones y ganarse amistades convenientes para el paĆs.
Para lograr disfrutar estos ālujosā la fórmula secreta consiste en trabajar duro y con determinación, tener sed de conocimiento, y sobretodo, vibrar con PASIĆN. El camino para llegar lejos no es fĆ”cil, y el toque secreto siempre serĆ” tener vocación. No me parece irracional ni irrelevante comparar a los diplomĆ”ticos con los sacerdotes o las monjas, pues sin vocación y sin ese llamado a servir (ya sea a su religión o a su patria), ninguno de ellos podrĆa perseguir esos caminos llenos de sacrificios, pero tambiĆ©n de satisfacciones.
En consecuencia, para ser diplomĆ”tico, se necesita amor por la patria a la que se representa y al final, se trata de encontrar el balance perfecto entre ser el mĆ”s inteligente, el mĆ”s culto, y el mĆ”s apasionado para poder servir al paĆs como se debe.
A estos tres ejemplares servidores pĆŗblicos les extiendo un gran y cordial agradecimiento por su tiempo y por estar dispuestos a compartir sus sabidurĆas con The Stork.