¿Qué está pasando entre Israel y Palestina?

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Para entender lo que sucede a día de hoy entre las enfrentadas regiones de Israel y Palestina, es necesario tener en cuenta el lugar y el momento del origen de estas disputas. Tanto la población israelí como la palestina reclaman su derecho histórico a lo que nos referiremos a lo largo de este ensayo como el territorio israel-palestino, ya que ambas comunidades consideran que tienen una conexión legítima y antigua con esta tierra. Cabe recalcar que este territorio ha estado durante siglos bajo el control del Imperio Otomano. Sin embargo, podemos determinar que la lucha entre lo que conocemos como Israel y Palestina se remonta a alrededor de un siglo atrás. Pese a que los orígenes de este conflicto sean de carácter religioso, han trascendido a motivos territoriales en los que ambas religiones se han proclamado estado. En el caso de Palestina, los llamados étnicamente árabes han pasado a ser palestinos. Para Israel, el sionismo ha jugado un papel fundamental en este proceso. Durante el auge de los nacionalismos en el siglo XIX, se populariza la idea de “un pueblo un estado”. En este contexto surge el sinoísmo como concepto político que concibe el judaísmo no solo como una religión, sino como un estado nacional, otorgando a los judíos el derecho a crear su propio estado en su territorio histórico (Sion).

Durante las primeras décadas del siglo XX, la coyuntura política y social provoca la migración de decenas de miles de judíos en Europa al territorio israel-palestino, también conocidas como “Alliyah”. El fin de la Gran Guerra y la caída del Imperio Otomano derivan en la división de Oriente Medio entre los imperios francés y británico. La immigración judía a la zona israel-palestina controlada por el imperio británico es permitida por el mismo en un inicio. Sin embargo, a medida que esta situación se vuelve más recurrente y más judíos se establecen en el territorio, la tensión entre árabes y judíos aumenta, dando comienzo a los primeros actos de violencia entre ambos grupos. En 1930, en búsqueda de una solución inmediata, el imperio británico limita la immigración judía al territorio, causando como consecuencia revueltas violentas por parte de los judíos hacia los árabes y la restricción del grupo a dicha imposición. Sin embargo, el holocausto y el antisemitismo que surge en Europa provoca la huida de un elevado número de judíos al territorio israel-palestino. 

En respuesta a la creciente situación de conflictos entre israelíes y palestinos, la recién creada ONU establece un plan de acción en 1947  y lanza una propuesta para separar el territorio israel-palestino en dos estados. Israel y Palestina pasan a ser dos regiones diferenciadas habitadas por israelíes y palestinos, respectivamente. Por otro lado, Jerusalén pasa a ser un estado especial internacional, ya que judíos, palestinos y cristianos preservan lugares sagrados allí. No obstante, esta propuesta es percibida por los árabes como un intento de propagar el colonialismo europeo arrebatándoles unas tierras que creían de su pertenencia. En este punto del conflicto, Palestina le declara la guerra a Israel con el fin de recuperar dichos territorios. El estado israelí, sin embargo, gana la guerra y produce una extensión de sus fronteras ocupando parte de Jerusalén, entre otros territorios palestinos establecidos por el plan de la ONU. Además de esto, se produce el desalojo de un altísimo número de palestinos. Al final de esta guerra, Israel llega a controlar todo el territorio israel-palestino, excepto Gaza y Cisjordania. 

El territorio controlado por Israel aumenta en 1967 cuando dicho estado se enfrenta a los países árabes vecinos en la Guerra de los Seis Días. Israel pasa a controlar los Altos de Golán en Siria, Cisjordania, además de Gaza, la península Sinaí de Egipto y toda Jerusalén. Pese a que en 1978 Israel y Egipto habían firmado un acuerdo mediante el cual Sinaí era devuelta a su país de origen y,en las siguientes décadas, el resto de estados árabes habían establecido una especie de “paz” con Israel, el ejército de dicho territorio seguía ocupando territorios palestinos en Cisjordania. Esto fue motivo suficiente para que el conflicto entre Palestina y su contrincante se agravara arduamente. 

Este conflicto deriva en una conflagración cuando en 1980 se produce la primera “Intifada”. Este levantamiento por parte del pueblo palestino, como respuesta a una exasperante ocupación israelí, empieza con protestas y boicots, pero se torna más violento. La brutal respuesta de Israel resulta en cientos de israelíes y miles de palestinos muertos debido a esta primera “Intifada”. Asimismo, el grupo terrorista Hamás, una agrupación de extremistas violenta, surge en respuesta a la trágica situación. Una década después se firma el acuerdo de Oslo, en un intento por la búsqueda de paz entre ambas regiones. 

La falta de éxito de dicho acuerdo, y en general de la adquisición de cualquier tipo de paz, deriva en la segunda “Intifada”, que acabaría con alrededor de mil muertes israelíes y tres mil doscientas muertes palestinas. En este punto, los israelíes adquieren una posición mucho menos flexible respecto al conflicto y abandonan la posibilidad de adquirir cualquier tipo de paz entre los estados. Establecen muros y puntos de control para vigilar a la población palestina, causándole al pueblo un sentimiento de frustración en el que no se contempla la posibilidad de un futuro pacífico. Israel se retira de Gaza y Hamás gana poder, separándose de la autoridad palestina y resultando esta situación en un conflicto civil que separa Gaza de Cisjordania. 

Las tensiones entre ambas entidades se han visto empeoradas este último año. El “kit” de la cuestión es que los motivos que causan el agravamiento de esta trágica situación se remontan a más de un siglo atrás. Son complejos, y no se limitan a razones religiosas o territoriales, sino a una síntesis de enrevesados motivos históricos, geopolíticos, de identidad, etc. La necesidad de tratar este tema con delicadeza es una demanda, pues el número de víctimas involucradas en esta guerra está alcanzando números alarmantes. Es por ello que toda comprensión y empatía hacia todos los civiles nunca será suficiente. En medio de este panorama la ley internacional juega un rol imprescindible no solo en pos de la búsqueda de una solución justa, sino también para garantizar los derechos humanos de los individuos involucrados en el conflicto. 

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